«Bendito el que viene como Rey, en nombre del Señor» (Lc 19,38)

Con estas palabras, la población de Jerusalén acogió a Jesús en su entrada en la ciudad santa, aclamándolo como Rey de Israel. Sin embargo, algunos días más tarde, la misma multitud lo rechazará con gritos hostiles.

La liturgia del domingo de Ramos nos hace revivir estos dos momentos de la última semana de la vida terrena de Jesús. Nos sumerge en aquella multitud tan inestable, que en pocos días pasó del entusiasmo alegre al desprecio homicida.

Nosotros iniciamos este año una semana Santa especial, dando nuestros primeros pasos en el discernimiento de esta vocación de particular consagración. Alegres por seguir a nuestro Señor y Salvador a su Pascua.

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