Soy Santiago, tengo 26 años y voy a tratar de contar la historia de mi vida y como Dios fue haciéndose lugar en ella llamándome de una forma particular.

Soy una familia católica practicante donde siempre Dios estuvo presente en nuestra casa. Allí fui creciendo, una vida sin sobresaltos, tranquila y ordinaria hasta que en el secundario me invitaron a participar del Retiro Cenáculo donde mi relación con Dios se hizo más cercana. A partir de este retiro empecé a misionar en Santiago del Estero, donde en la gente local, encontré reflejado el amor de Dios y esto me dejo impactado de tal manera que en mi corazón me dije “Quiero hacer esto toda mi vida”.

Después de este encuentro mi vida continúa: terminé el secundario, empecé a estudiar medicina, después de un año y medio cambié de carrera e ingrese al Colegio militar. Entretanto seguía con las actividades pastorales sumado a la parte “normal” de mi vida, es decir amigos, salidas, deporte y demás.  Es leyendo la vida de los santos que empieza a estar la inquietud por la opción sacerdotal pero no le di mucha importancia, aunque mi corazón seguía inquieto buscando lo que Dios quería. Comencé a darme cuenta que esto de ser militar tampoco era lo que Dios quería para mí, este fue el quiebre, no tenía ni idea que hacer con mi vida. Estaba completamente mareado, sin dirección. Estuve así un tiempo, pero cuando decidí salir del Colegio militar, allí sentí una certeza muy fuerte que Dios me llamaba a ser sacerdote. Fue muy fuerte pero fugaz y me dije a mí mismo ¿Sacerdote yo? No hay chances… pero la semilla ya estaba.

A partir de ese momento la pregunta de ¿Por qué no sacerdote? No paró. Hasta que decidí afrontarlo e ir a charlarlo con un cura amigo que me guió en un largo camino de discernimiento con idas y vueltas, pero muy valioso ya que fui dejándome encontrar por Dios y creciendo en intimidad con Él.

Hoy me siento feliz de seguirlo en este camino y agradecido porque Dios me busco con mucha paciencia y fidelidad sumado a la fortaleza que me dio para poder responder a este llamado.

“Sea que duerme o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa como”   Mc 4, 27